lunes, 31 de diciembre de 2007

III -tres-

Como el fuego, tan volátil y atemporal...

El otro día estuve paseando por lo que fue mi antiguo colegio de primaria, lo recordaba enorme, con un gran patio de tierra con dos porterías de fútbol donde echábamos aquellos partidazos de 20 minutos durantre el recreo. Pensaba que el tiempo no le iba a afectar.

Todo había cambiado tanto que sólo resultaba reconocible el edificio -en parte-.

Lo que era un inmenso campo de cebollas -ya nos encargábamos de llenarlo de avioncitos de papel- que llenaba nuestros ojos desde la ventana del aula, ahora es una calle principal y al otro lado un hotel, enormes edificios... También había caminos de tierra que ahora son avenidas, y campos de patatas que ahora son edificios con piscina y vigilancia permanente. Es una nueva zona IN, jajajaja.

Sólo hace 20 años, y como el fuego han pasado y ya no están.

Quizás el tiempo que pasa ofrezca nuevos escenarios, pero me hubiese gustado que los campos de cebollas se hubiesen convertido en parques con árboles y los de patatas también, y no en gigantes de hormigón. "C'est la vie".
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