jueves, 27 de diciembre de 2007

II -dos-

Esta imagen me da paz, un lago en una montaña y unas vacas inmóviles, como dejando pasar el tiempo con la mirada perdida en el horizonte de su propio pensar. Me fui acercando poco a poco, me senté a su lado y dejé que se crease el vacío en mi interior. Sentía la cercanía de la vaca, salía algo de humo de su cuerpo, ella me miraba sin moverse, como por el rabillo del ojo, como desconfiando de mí.
Después de un minuto -me hubiese quedado allí, así, el resto del día- retomé mi ritmo, activé la cámara y me puse a disparar. Ella ya no extrañaba mi presencia tanto, tampoco se había acostrumbrado pero sabía que yo no era el típico turista energúmeno y NeoTroll que no la deja en paz. Disparé unas 50 fotos seguidas, sabía que ya tenía la toma pero me resistía a abandonar aquel hermoso lugar y como llevado por un impulso infinito no pude dejar de apretar el botón, y apretar, y apretar... y cuando vi que ya estaba bien me despedí de esta vaca, ella estaba tranquila, respiré por última vez profundamente y estirándome busqué con la mirada a mi mujer y mis hijos... fueron los 3 minutos más intensos quizás de todo agosto. Quiero volver.
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I -uno-

¿No te parece que la gente buena lo tiene más difícil que la mala? A mi me parece que sí. Que fácil es llenarse la boca de orgullo y de palabras vacías, que fácil es engañarse e intentar engañar a los demás (y qué fácil es ver cuán ignorantes son aquellos que lo intrentan), que fácil es enriquecerse a costa de los demás y dejarse llevar por una falsa justificación de esfuerzo y de justicia, que fácil es cerrar los ojos para no ver lo que necesita quien está al lado justo y grita ayuda, que fácil.
 
Esta puta sociedad que nos alimenta, mantenida por algunos forofos de lo ajeno y dejada de la mano de la razón. Esta miserable sociedad del consumo y del confort, y del derroche, y de la contaminación, y del odio, y de la violencia, y de la sinrazón, y de la injusticia, y del yo más. En esta puta sociedad vivo. Aquí intento ser lo más consecuente posible sin dejar las cartas a un lado y comenzar a andar... no, todavía no. Cada vez lo pienso más y más veces, hasta que llegue el momento de comenzar a caminar.