Esta imagen me da paz, un lago en una montaña y unas vacas inmóviles, como dejando pasar el tiempo con la mirada perdida en el horizonte de su propio pensar. Me fui acercando poco a poco, me senté a su lado y dejé que se crease el vacío en mi interior. Sentía la cercanía de la vaca, salía algo de humo de su cuerpo, ella me miraba sin moverse, como por el rabillo del ojo, como desconfiando de mí.
Después de un minuto -me hubiese quedado allí, así, el resto del día- retomé mi ritmo, activé la cámara y me puse a disparar. Ella ya no extrañaba mi presencia tanto, tampoco se había acostrumbrado pero sabía que yo no era el típico turista energúmeno y NeoTroll que no la deja en paz. Disparé unas 50 fotos seguidas, sabía que ya tenía la toma pero me resistía a abandonar aquel hermoso lugar y como llevado por un impulso infinito no pude dejar de apretar el botón, y apretar, y apretar... y cuando vi que ya estaba bien me despedí de esta vaca, ella estaba tranquila, respiré por última vez profundamente y estirándome busqué con la mirada a mi mujer y mis hijos... fueron los 3 minutos más intensos quizás de todo agosto. Quiero volver.
jueves, 27 de diciembre de 2007
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