viernes, 17 de julio de 2009

¿QUÉ ES LA ENERGÍA?

Cada uno de ustedes posee un número de cuerpos. Ustedes están bien familiarizados con uno de ellos, el cuerpo físico, pero mucho menos con el cuerpo emocional, con el mental y con el espiritual. Todos estos cuerpos están compuestos de energía, pero esa energía no pertenece al espectro electromagnético con el cual están familiarizados, como la luz, las ondas de radio y los rayos X. Hablo de la energía que subyace, que se encuentra detrás, de esta energía que te es familiar; y detrás de lo que llamas la materia. No puede ser detectada por los instrumentos de tus científicos porque esos instrumentos también están hechos de materia y ningún instrumento puede detectar frecuencias más elevadas que aquellas de las cuales está hecho.

La energía de frecuencia más elevada es la energía de la Fuente. Es la energía, a partir de la cual, se deriva la energía de la tercera dimensión, como la luz, por ejemplo. Pero toda energía es un continuo y, para fines de nuestra discusión, podemos pensar en ella bajo la forma de infinitas cantidades de "unidades", cada una consciente, a su propia manera. Estas unidades de energía acuerdan participar en esquemas de consciencia de un orden muy elevado, tales como yo mismo o como las células de tu cuerpo. La energía forma lo que tú y yo somos; y su estado de alerta constituye, a su vez, la base de la consciencia que tenemos acerca de nosotros mismos. Es de lo que estamos hechos. En retorno, nuestro sentido de ser organiza las unidades de energía y provee de una estructura sicológica para ellas, mediante la cual las unidades se pueden expresar a sí mismas.

El universo está organizado para permitir que unos estados de ser de energía, tales como yo mismo, puedan desempeñar una función. Cualquier nombre que usemos hace referencia a la función que estemos desempeñando cuando nos estamos comunicando con ustedes y ninguno de ellos implica que haya identidad alguna dentro del ESPÍRITU. Cualquier nombre que usemos tiene apenas el único propósito de ser conveniente para la comunicación con tu mente consciente. A pesar de que soy consciente de ser energía pura del ESPÍRITU, no me considero a mí mismo como poseedor de ninguna otra identidad distinta a la función que desempeño. Soy la energía que constituye el estado de ser denominado la función de Serapis, en este momento; pero esta energía se está elevando y cambiando constantemente.

Ustedes pueden imaginarse, para esta explicación, que la energía está dividida en octavas, ocupando la Fuente la octava más elevada y el plano físico, la más baja. Yo, y otros niveles de tu ser, existimos y desempeñamos nuestras funciones en estas octavas. Imagínatelas como si fueran las varias bandas de tu radio de FM y como si cada ser, tal y como yo, fuera una estación en particular. Cada banda capta un rango diferente de frecuencias; pero cada uno de nosotros operamos en todas las bandas. Ocupamos la misma posición relativa, en el dial, en cada banda, elevando progresivamente la frecuencia. O para usar la analogía del teclado de un piano, uno está hecho de la misma nota relativa en cada octava del teclado, siete en este caso. Si tus notas individuales, dentro de cada una de las siete octavas, fueran tocadas simultáneamente, el sonido resultante sería la totalidad de tu ser: un sonido muy hermoso.

Recuerden que estas analogías ni siquiera se acercan a poderles transmitir la verdadera historia. Hay muchas bandas y un número infinito de notas en cada una. También, en estos niveles, se la pasan ustedes permanentemente mezclándose con otras energías para realizar ciertas funciones.

No sólo mi ser está compuesto de energía, sino que cualquier cosa que concibo se manifiesta través de la ulterior organización de unidades de energía. Cuando voy a crear algo, desde un átomo hasta una galaxia, primero proyecto un campo receptivo, análogo al espacio, y luego irradio unidades de energía en su interior, organizadas de acuerdo con mi intención o con mis formas de pensamiento.

La única manera de crear algo es organizando este suministro ilimitado de unidades de energía, de acuerdo con la intención. Así pues, el ser que conozco como yo mismo, más todo aquello que creo o destruyo, está compuesto de energía. De nuevo, está energía no es ni el calor ni la luz que ustedes conocen, sino una energía mucho más sutil, más parecida a la energía de uno de sus pensamientos.

Esto genera muchas preguntas interesantes acerca de las dimensiones de la energía, como la naturaleza del espacio y del tiempo.


EL ESPACIO



Dije que proyectaba un campo receptivo, análogo al espacio, en cuyo interior yo irradiaba unidades de energía de acuerdo con mi intención. Este es un orden de espacio mucho más elevado que el espacio físico y, en términos de ustedes, no se necesitaría ningún espacio en absoluto. Pero él sería, sin embargo, igualmente real para mí, hasta en el último detalle, tal y como las dimensiones de un cuarto lo son para ti. Yo proyecto, o me imagino, este espacio, y es igual a como otros, como yo, están proyectando el espacio tridimensional en el cual viven ustedes.

Ustedes pueden haber escuchado que el espacio físico no es más que una forma de pensamiento o la construcción de una idea. Esto levantaría la pregunta de ¿quién es el que tiene este pensamiento? Tranquilícense. Hay entidades inmensas "pensando", de manera muy diligente, el espacio tridimensional de ustedes, manteniéndolo, con una claridad y un enfoque que no pueden ser descritos. Para muchos de ustedes, otros niveles de ustedes mismos, son parte de esto.

El espacio que concebimos es susceptible, o conducente, para la energía, al igual que una carretera es más "conducente" a los vehículos que el terreno subyacente; o que un alambre conduce mejor la electricidad que el aire que nos rodea. El espacio, por lo tanto, es un campo creado para conducir la energía. En los planos más elevados, creamos nuestro propio espacio; en el plano físico, otros niveles del propio ser de ustedes crean el espacio físico en el cual ustedes viven. Y es a la vez un campo unificador y uno separador: unificador, en el sentido de que permite que lo que irradiemos adentro de él pueda interactuar; y separador, en el sentido de que está organizado para que las radiaciones no se sobrepongan. Imagínense yuxtaponer unos objetos, por ejemplo, dos apoyos para libros, de biblioteca. No se mezclan el uno con el otro debido a que el tipo de energía que proyectamos mantiene sus campos separados.



Fuente: Un Manual para la Ascensión - Serapis (Thot, Hermes), Canalizado por Tony Stubbs



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