por Jennifer Hoffman
23 de Abril de 2010
Traducción: Margarita López
Edición: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
El aspecto de nuestra presencia del que estamos más conscientes, incluso más que el físico, son nuestras emociones. Juzgamos todo en nuestra vida, incluyendo nuestro cuerpo, según cómo nos sentimos. Cuando las emociones son el aspecto predominante, podemos ser completamente ajenos a todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Creemos que somos emocionalmente plenos cuando hemos sanado las emociones, pero un paso adicional debe suceder. Nuestras emociones deben ser equilibradas con los otros aspectos de nuestra presencia o estaremos fuera de equilibrio y gobernados por las emociones.
Cuando dominan nuestras emociones, podemos ser cegados por la ira, deprimidos por la tristeza, abrumados por la alegría (o el dolor), enfocarnos en un objetivo excluyendo todo lo demás y sumergirnos en el drama. La dominación emocional es impulsada por una necesidad de ir sintiendo nuestro paso por el mundo, creyendo que así es como podemos estar arraigados, en vez de equilibrar las emociones con los otros aspectos de nuestra presencia. ¿Podemos ser conscientes de nuestro lugar en el mundo de otra forma que no sea por medio de los sentidos emocionales?
La plenitud emocional se logra a través del desapego, pero esto no significa que no se va a sentir ninguna emoción. El desapego nos permite hacer una pausa y en ese momento, elegir las emociones que queremos expresar en una situación. Así que en lugar de una respuesta de ira o tristeza, esperamos a ver qué más va a ocurrir y en ese momento, la ira puede volverse en risa, el dolor en gozo y la satisfacción en júbilo. Con el desapego permitimos que los otros aspectos contribuyan con sus energías de equilibrio y nuestra respuesta emocional se arraiga en todos nuestros aspectos.
Por medio de nuestras emociones expresamos nuestro karma, heridas álmicas y miedos. A través de la dominación emocional estamos sacando todo lo que necesitamos sanar, sin la útil contribución de nuestros otros aspectos, en especial la del espíritu. Ser emocionalmente plenos es aprender a equilibrar las emociones con nuestros otros aspectos de manera que estemos en un lugar de poder, eligiendo cuidadosamente nuestras emociones con consideración en cuanto a lo que estamos sintiendo, por qué y cómo podemos utilizar esa experiencia para aprender, crecer, sanar y ascender a nuestra maestría.
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El material en español de Jennifer Hoffman lo puede encontrar en http://www.templodelsol.com/
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