Extraído de ERKS
Como podrán observar a lo largo de este sorprendente e histórico informe, encontraran un sinfín de similitudes, y coincidencias significativas con importante información que ya hemos publicado anteriormente, como por ejemplo:
"EL Diario Secreto del Almirante Richard Byrd"
Hasta el momento de todo nuestro trabajo de divulgación a través de nuestro newsletter de información clasificada, pocas veces tuvimos la oportunidad, el privilegio y el desafío de ofrecer un informe tan revelador y espectacular como este.
Invitamos a nuestros lectores a leer, reflexionar y revisar con sumo detalle este importantísimo trabajo, apelando a su máxima capacidad, tanto intelectual, como intuitiva.
MARCELO G. MARTORELLI
El 13 de junio de 1956, William Brodie, trabajador independiente que en los últimos años había incursionado en el campo del periodismo y la publicidad, viajaba hacia Lousville, Kentucky, a fin de instalar una agencia de marketing publicitario.
Lo hacía a bordo de un DC 3 de la Piedmont Airlines, que había abordado en Fayetteville, Carolina del Norte.(34)
A los 22 minutos de vuelo, cuando el avión había alcanzado una altitud de crucero de 6.500 pies sobre el nivel medio del mar, tuvo lugar el caso más extraño que registran los anales de la aviación civil internacional.
En instantes en que el sobrecargo se encontraba en la cabina del piloto, obteniendo la información solicitada por una pasajera, el aparato dio un brusco salto hacia la izquierda. "Fue como un brinco -declararía luego uno de los 24 pasajeros de la nave- que pareció dejar a la máquina detenida en el aire. Éramos conscientes de que algo sucedía, pero no atinábamos a saber de qué se trataba. De pronto, el ocupante de uno de los asientos posteriores se llevó ambas manos a la cabeza y comenzó a gritar. En un primer momento supusimos que se trataba de temor a que el avión pudiera precipitarse a tierra o algo así. El grito atrajo al copiloto y una azafata, quienes procedieron a tranquilizar al pasaje, diciéndonos que el aparato había sorteado un pozo de aire y que ya estábamos nuevamente en vuelo regular. Pero como ese hombre no superaba su crisis, ordenó a la azafata que le administrara un sedante. Y en cuanto ésta se retiró hacia el pequeño compartimiento de la cocina de a bordo, vimos que el hombre quedaba como hipnotizado y que se incorporaba lentamente, dirigiéndose hacia la parte delantera del avión, donde se hallaba la cabina del piloto.
Entonces nos sucedió algo extraño; nos sentimos ganados... [Sigue aquí]
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